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Blas Valera nació en Chachapoyas y fue un bilingüe de cuna. Dominó la lengua quechua de su madre, la bella indígena Francisca Pérez y la castellana de su padre, el capitán español Luis Valera. Siguió los cursos de latinidad y los superiores de teología y humanidades (1560-1568) en el primer colegio de Trujillo (Perú), fundado y dirigido por el ilustre latinista Diego Corne, parisino, con quien aprendió además música, griego y hebreo. Fue uno de los primeros novicios de la Compañía de Jesús y el primer mestizo consagrado como jesuita. Pronto llegó a ser el predicador quechuófono y aimarófono más notable del virreinato peruano.En 1582, fue convocado por el Tercer Concilio Limense para que revisara las versiones quechuas de la Doctrina Cristiana, Confesionario y Sermonario, y tradujera los mismos documentos del castellano al aimara. A pesar de méritos tan notables, paradójicamente, por su mestizaje y respeto a la cultura de los vencidos, así como por su identidad jesuítica y brillantez intelectual, sufrió el segregacionismo de la Orden, fue despojado de su obra y desterrado hasta la muerte.Su Historia Occidentalis, es la primera crónica sobre el gobierno y las costumbres incaicas escrita en elegante latín. Varias partes de esta obra fueron aprovechadas por el mestizo Garcilaso de la Vega y forman parte medular de los Comentarios reales de los incas. En este ensayo, se descubre que el autor del Arte, y Vocabvlario (anónimo, 1586) es el mestizo Blas Valera y se resalta su compromiso con la reivindicación de la cultura andina. La calidad de su trabajo intelectual como primer cronista y lingüista de América, dueño de una singular sensibilidad lírica, lo califica como el primer humanista de las Indias y el peruano más brillante del siglo XVI.