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Los dioses de piedra (Spanish Edition)

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About Los Dioses De Piedra

Costentyn suspiró y alzó su vista hacia el rostro de Tiresias. El avatar a veces utilizaba un turbante de seda púrpura e hilos de oro, donde protegía su cabello castaño. Pero aquella noche el sacerdote le había deshecho el turbante entre forcejeos pasionales. El kohl negro de sus párpados se había convertido en dos manchones difusos y húmedos, de donde emergían los abismos de sus ojos.      --Nos quisimos mucho en otra época. Estábamos enamorados --Comenzó a narrar Costentyn. -- ¿Acaso suena tan descabellado?      --Para nada --sonrió Tiresias. Extendió su mano hacia un lado de la cama, sacó un bombón de una cajita y lo llevó a su boca.      --Yo era un sacerdote de la necrópolis de Teprine. En la Edad de Cobre  todos los dioses se habían convertido en piedra y mi deber era cuidarlos. Un día tú cruzaste un portal en forma de gatito negro y yo te adopté. Dormías bajo el calor de mi axila todas las noches.      --Me gusta esa historia --Tiresias envolvió al clérigo con sus brazos y lo apretó contra su cuerpo cálido. Costentyn sintió la humedad entre sus piernas rozar contra su miembro y se estremeció, pero continuó su historia.      --Un día volviste a tu forma humana, y me confesaste que estuvimos enamorados en la Edad de Plata, antes de que te convirtieras en avatar. Atravesaste el portal para que pudiésemos estar juntos.      -- ¿Yo tenía cuerpo de hombre en ese entonces? --interrumpió Tiresias.      --Sí. Yo no te creí al principio pero...bueno, me terminé enamorando de ti --Costentyn hizo una pausa, el nudo en su garganta era tan pesado que dolía. -- Algo nos separó en la Edad de Mercurio, y yo volví a cruzar el portal para encontrarte.      -- ¿La Edad de Mercurio fue antes o después de la de Cobre? --preguntó Tiresias, y acercó otro bombón a la boca de Costentyn.      --Antes --Costentyn tuvo que pensar unos minutos su respuesta. Era extraño hablar en tiempo pasado de algo que todavía no había ocurrido. Además le había explicado la sucesión de edades al príncipe varias veces, pero él parecía no retener esos detalles.      --Tiresias, he regresado para que pudiésemos estar juntos --declaró.        --Eres una cosita muy linda y muy divertida --susurró el príncipe con una sonrisa, y Costentyn se sintió decepcionado. El viejo Tiresias jamás se hubiera referido a él de aquella manera.      Las yemas de los dedos del príncipe acariciaron los labios del sacerdote. Este se los introdujo en la boca hasta donde el anillo del ouroboros comenzaba, y enredó su lengua entre ellos. Podía sentir el abdomen de Tiresias temblar bajo el suyo, y los ojos del príncipe resplandecían de gusto.      --Así que has atravesado las eternas escamas del ouroboros solo para reunirte conmigo --dijo Tiresias con un siseo.      Retiró sus dedos de su boca y deslizó sus manos por su espalda. Costentyn sintió los dedos de su príncipe penetrar en su interior y se estremeció de placer. Enterró su rostro en el cuello perfumado de Tiresias y mordió su carne. Tiresias respondió hundiendo sus dedos más profundo.      -- ¿Extrañaste mucho a tu príncipe, querido Kostas? --susurró Tiresias en su oído, y arremetió más duro en su interior.      --No eras un príncipe esos días...--respondió Costentyn con un hilo de voz-- Solo eras Tiresias. Y yo te amaba.